Hoy en día el dolor articular es un problema común en la clínica de perros y gatos y al que en pocas ocasiones solemos prestar atención, pero reconocer los signos es crucial pues el diagnóstico y el tratamiento temprano pueden evitar el rápido desarrollo de algunas enfermedades y por tanto aumentar la calidad de vida y la longevidad de nuestro animal.
Actualmente, se calcula que el 45 % de todos los gatos presentan signos clínicos de artrosis y el 90 % de los gatos de más de 12 años presentan signos radiográficos de artrosis. Este porcentaje supone casi el doble de lo observado en perros, de los cuales, 2 de cada 5 perros que acuden al veterinario, presentan signos clínicos de artrosis.
Sin embargo, los veterinarios solemos diagnosticar con menor frecuencia la artrosis en la especie felina que en la canina por dos razones principales. Los gatos suelen esconder más los signos de dolor y este a su vez es el motivo por lo que las familias suelen traerlos menos a los centros veterinarios.
Pero, ¿cómo podemos saber si nuestro animal tiene dolor? En Rehabilitaria te dejamos una serie de actitudes a las que prestar atención a partir de ahora:
SIGNOS FÍSICOS
- RIGIDEZ: Muestran dificultad para levantarse después de estar acostados o tomarse un descanso y mejorar con el tiempo aunque a veces pueda persistir. Además, se puede combinar con un movimiento recto, erguido y poco cómodo.
- RITMO EN LOS PASEOS: Disminuye la velocidad en los paseos, necesita tumbarse durante los mismos o incluso en ocasiones, muestra rechazo en salir a la calle.
- DIFICULTAD PARA SALTAR: Ha dejado de subirse al sofá, se muestra dubitativo para subir a la cama o ha dejado de saltar para meterse en el coche.
- COJERA: Muestra dificultad para caminar, evitar apoyar peso sobe la extremidad o tiene una marcha irregular cuando se mueve. Las cojeras, pueden ser constantes o intermitentes y pueden ser más o menos pronunciadas después del reposo, pudiendo empeorar además después de la actividad física.
- LENTITUD AL LEVANTARSE: Tarda más tiempo del normal cuando se va a incorporar, adopta posturas que antes no lo hacía o directamente tienes que ayudarle para que se levante.
- RECHAZA SUBIR ESCALERAS: Se sienta, tira o se queda inmóvil cuando le propones subir escaleras
- CAMBIOS EN LA POSTURA: La postura de un animal puede cambiar en respuesta al dolor adoptando posturas que antes no había tenido como sacar los codos cuando come o está en reposo, mostrar cifosis (en animal se muestra enconrvado), aproximar las extremidades posteriores cuando está de pie o por el contrario abrirlas mucho, lateralizar las manos o pies o incluso adoptar posturas muy diferentes a las de siempre cuando se sienta, hace sus necesidades o duerme.
- INFLAMACIÓN: Aumento de temperatura o engrosamiento de determinadas estructuras.
SIGNOS DE COMPORTAMIENTO
- AGRESIVIDAD Y/O ANSIEDAD: El dolor, como nos sucede a nosotros, puede hacer que tu animal tenga cambios en su actitud, mostrando rechazo a la hora de relacionarse con nosotros o con otros animales mediante un simple gruñido o directamente atacando. También podremos observar que evita que le manipules ciertas zonas de su cuerpo, o que rechace tus caricias. Por otra lado, podemos encontrar animales que tienden a destruir correas durante los paseos, vocalizan o muestran una actitud extraña y/o nerviosa a la habitual.
- SENSIBILIDAD AL TACTO: Ser manipulados o simplemente acariciados en zonas donde padecen dolor, puede hacer que tu animal se queje, evite acercarse a ti.
- PÉRDIDA DE APETITO: Si ha empezado a comer menos o a no mostrar interés por los alimentos, así como si está perdiendo peso, puede que esté experimentando dolor.
- CAMBIOS EN EL SUEÑO: Tener dificultades para encontrar una posición cómoda para dormir, moverse con frecuencia durante la noche o parecer inquietos también son signos de dolor afectando la falta de sueño a su energía y comportamiento durante el día.
- HÁBITOS DE LIMPIEZA: Muestra desgana a la hora de acicalarse así como su pelaje ha sufrido cambios, mostrándose áspero, anudado o con poco brillo.
- LAMIDO: Si notas que tu animal ha empezado a lamerse frecuentemente una zona específica de su cuerpo así como ha cambiado la coloración de ese punto, mostrando incluso irritaciones en la piel o heridas,
- AISLAMIENTO: Buscar la soledad, retraerse o descansar en lugares distintos o de difícil acceso.
- RECHAZO AL JUEGO: Ya no te trae juguetes, o muestra indiferenci o desgana cuando se los muestras.
Actualmente existen multitud de tratamientos para combatir el dolor de la artrosis, siendo la rehabilitación uno de los fundamentales, pero…ahora que tienes esta información ¿podrías asegurar que tu perro o gato no padece dolor por artrosis?
En la próxima entrada al blog hablaremos sobre los distintos tratamientos y la buena respuesta que se obtiene combinándolos. ¡Quédate atent@!
